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jueves, 14 de mayo de 2020

Cómo fomentar la paz en la familia

¿CREE que la Biblia puede ayudarle a fomentar la paz en su familia? Compare lo que dice la Biblia con los siguientes comentarios de algunas personas. Piense qué puntos pueden ayudarle a no discutir y mantener la paz para fortalecer los lazos familiares.

CONSEJOS DE LA BIBLIA

NO PIENSE MAL DEL OTRO

Una familia divirtiéndose en la playa

“No hagan nada por orgullo o sólo por pelear. Al contrario, hagan todo con humildad, y vean a los demás como mejores a ustedes mismos. Nadie busque el bien sólo para sí mismo, sino para todos.” (Filipenses 2:3, 4, Traducción en lenguaje actual, [TLA])

 “Nos hemos dado cuenta de que la persona más importante para uno debe ser el cónyuge.” (C. P., que lleva diecinueve años de matrimonio.)

ESCUCHE CON ATENCIÓN Y CON MENTE ABIERTA

“Recuerda a los creyentes que [...] no insulten a nadie, que sean pacíficos y comprensivos y traten a todos con toda cortesía.” (Tito 3:1, 2, La Biblia Latinoamérica, 2011)

“Cuidar el tono con el que le respondemos a nuestro cónyuge, puede aliviar la tensión. Es importante escucharle sin prejuicios y respetar su punto de vista aunque sea diferente al nuestro.” (P. P., que lleva veinte años de matrimonio.)

 

TRATE DE SER PACIENTE Y AMABLE

“La paciencia calma el enojo; las palabras suaves rompen la resistencia.” (Proverbios 25:15, Dios habla hoy)

“Los desacuerdos son inevitables, pero el resultado final dependerá de la actitud que tengamos. Se necesita mucha paciencia, pues hace que sea más fácil solucionar los problemas.” (G. A., que lleva veintisiete años de matrimonio.)

JAMÁS RECURRA A LA VIOLENCIA VERBAL O FÍSICA

“No se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes.” (Colosenses 3:8, TLA)

“Admiro la capacidad que tiene mi esposo para controlarse. Siempre mantiene la calma y nunca me grita ni me insulta.” (B. D., casada desde hace veinte años.)

 

ESTÉ DISPUESTO A PERDONAR DE INMEDIATO Y A RESOLVER LAS DIFERENCIAS

“Sean tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra otro, perdónense.” (Colosenses 3:13, TLA)

“Cuesta mantener la calma cuando se está bajo presión. Es muy fácil decir o hacer algo que lastime al cónyuge. En esas ocasiones, el perdón obra maravillas. Es imposible tener un matrimonio unido si no se sabe perdonar.” (A. B., que lleva treinta y cuatro años de matrimonio.)

 

SEA GENEROSO

“Practiquen el dar, y se les dará. [...] Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá en cambio.” (Lucas 6:38)

“Mi esposo sabe lo que me gusta y siempre me sorprende con algo. Por mi parte, trato de hacer cosas que le alegren el día. Siempre acabamos riéndonos.” (H. K., casada desde hace cuarenta y cuatro años.)

 

NO SE RINDA

Al igual que los entrevistados mencionados al principio en los articulos anterioreshay millones de personas en todo el mundo a quienes la Biblia ha ayudado a desarrollar cualidades que contribuyen a la paz en la familia. * Incluso cuando alguno de sus miembros no coopera, reconocen que ser pacíficos vale la pena. La Biblia promete: “Los que buscan la paz tienen el corazón lleno de alegría” (Proverbios 12:20, La Palabra de Dios para Todos).

Cómo dejar de discutir con la familia

¿QUÉ puede hacer si su familia siempre está discutiendo? Quizás pelean cada vez más y han llegado al punto de que ni siquiera saben por qué discuten. Pero se quieren y no desean hacerse daño.

Tener diferentes opiniones sobre un asunto no significa que su familia se esté desmoronando. No son los desacuerdos en sí, sino cómo los resuelven, lo que determinará si el ambiente que se respire en su hogar será tranquilo o tenso. Los siguientes pasos pueden ayudarles a dejar de pelear.

1. DEJE QUE EL OTRO HABLE

Se necesitan dos para que haya una discusión. Si uno de los dos empieza a escuchar y deja que el otro hable, se calmarán los ánimos. Por eso, resista la tentación de responder. Mantenga la calma y no pierda la dignidad. Recuerde que la paz de su familia es mucho más importante que ganar una discusión.

2. TOME EN CUENTA LOS SENTIMIENTOS DEL OTRO

Escuche con atención y póngase en el lugar de su familiar sin interrumpirle. Esto contribuirá a tranquilizarse y a alcanzar la paz. En lugar de atribuirle malos motivos, tome en cuenta sus sentimientos. No piense que es por maldad lo que quizás simplemente es un error. A veces decimos cosas hirientes sin pensar, o porque nos sentimos heridos, no porque queramos vengarnos.

3. TÓMESE TIEMPO PARA TRANQUILIZARSE

Si siente que está a punto de explotar, diga que necesita un momento y aléjese para calmarse. Puede irse a otro lugar de la casa o dar un paseo hasta que se haya calmado. No confunda esto con negarse a hablar o a cooperar ni con evadir el problema. Más bien, aproveche este tiempo y ore a Dios para que le ayude a ser paciente, prudente y comprensivo.

4. PIENSE BIEN LO QUE DIRÁ Y CÓMO LO DIRÁ

En vez de pensar en una respuesta perfecta para callar o lastimar a la otra persona, ¿por qué no trata de decir algo que la consuele? No le diga cómo debería sentirse, pídale que le ayude a entender cómo se siente, sea considerado y agradézcale que le haya expresado sus sentimientos.

5. NO LEVANTE LA VOZ Y USE UN TONO AMIGABLE

La impaciencia de uno puede irritar al otro. Sin importar lo ofendido que esté, evite hacer comentarios sarcásticos, insultar o levantar la voz. No haga acusaciones hirientes como: “Solo piensas en ti” o “Nunca me escuchas”. Mejor, dígale tranquilamente a su cónyuge cómo se siente usted con lo que él o ella ha hecho (por ejemplo, “Me duele cuando tú...”). Nunca deben empujarse, darse bofetadas o patadas ni ser violentos de ninguna otra manera. Tampoco deben insultarse, decirse palabras de desprecio o lanzarse amenazas.

6. DISCÚLPESE DE INMEDIATO Y EXPLIQUE QUÉ HARÁ PARA CORREGIR LA SITUACIÓN

No deje que los sentimientos negativos le hagan perder de vista lo más importante: que haya paz en el hogar. Si pelea con alguien, ambos pierden; si hacen las paces, ambos ganan. Acepte su parte de la culpa por la discusión. Y aunque esté convencido de que usted no hizo nada malo, aun así discúlpese por haberse enojado, por haber respondido mal o por cualquier reacción que haya herido al otro. Estar en paz es más importante que el orgullo o que tener la razón. Si la otra persona le pide perdón, perdónela enseguida.

Y una vez que se acaba la discusión, ¿qué podemos hacer para fomentar la paz en la familia? El siguiente artículo tiene algunos consejos.

Paz en el hogar, ¿por qué es tan difícil?



“CASI siempre discutimos por dinero —comenta Sarah, de Ghana, casada con Jacob desde hace diecisiete años—.  Me enojo porque me desvivo por cuidar de la familia, pero Jacob nunca me dice cómo estamos de dinero. Podemos pasar semanas sin hablarnos.”

“Es cierto —dice Jacob—, hay ocasiones en las que nos decimos palabras hirientes. A veces se debe a malentendidos y a la falta de buena comunicación. Los conflictos también surgen porque sacamos de proporción los problemas.”

Nathan, un recién casado de la India, explica qué sucedió un día que su suegro le gritó a su suegra. “Ella se ofendió y salió de la casa. Cuando le pregunté a mi suegro por qué le había gritado así, a él le pareció una falta de respeto que su yerno lo cuestionara. Terminó gritándonos a todos.”

Quizás usted esté de acuerdo con que bastan unas cuantas palabras mal escogidas y dichas en un mal momento para causar mucha tensión. Lo que empezó como una conversación tranquila puede convertirse rápidamente en una fuerte discusión. La verdad es que todos nos equivocamos y a veces decimos cosas que no deberíamos decir. Por eso es tan fácil malinterpretar lo que otros dicen y también sus motivos. Aun así, es posible llevarse bien y disfrutar de cierto grado de tranquilidad en el hogar.

¿Qué puede hacer si empiezan a calentarse los ánimos? ¿Cómo puede recuperar la paz y la tranquilidad en su familia? ¿Cómo pueden las familias lograr que haya paz en su hogar? Descubra las respuestas en los siguientes artículos.

miércoles, 13 de mayo de 2020

Cómo combatir el agotamiento

ANIL no podía más. Había aceptado un nuevo empleo en el que tenía un puesto más elevado y un mejor salario. Sin embargo, ahora tenía que trabajar hasta muy tarde y también los fines de semana. A veces pasaba hasta ochenta horas a la semana en la empresa. “Había muy poca organización —comenta— y toda la responsabilidad caía sobre mí. Me preguntaba: ‘¿En dónde me he metido? Si no hago algo, esto me va a matar’.” El empleo lo estaba quemando.

El agotamiento laboral va más allá del estrés que se experimenta día a día en el trabajo. La persona que lo sufre está siempre cansada y se siente frustrada e impotente. Pierde la motivación por su empleo y es menos productiva. Hay estudios que indican que el agotamiento laboral provoca muchas enfermedades físicas y emocionales.

¿Qué causa el agotamiento laboral? Principalmente, el exceso de trabajo. Debido a la situación económica, algunas compañías les exigen a sus empleados que trabajen más horas y a veces por menos dinero. Además, la tecnología está borrando la línea que separa el trabajo de la vida personal, pues ahora los empleados son más fáciles de localizar. Otras causas de agotamiento son el temor a perder el empleo, la falta de control sobre aspectos importantes del trabajo, los problemas con los compañeros, sentirse explotado y no tener claro lo que se espera de uno.

En ocasiones, uno mismo podría ser el causante del agotamiento. A fin de escalar puestos en la empresa y ganar más dinero, hay quienes aceptan cada vez más y más responsabilidades. Pero lo único que logran es sobrecargarse y quemarse.

Si ese es su caso, ¿qué puede hacer? Quizás se sienta atrapado por las circunstancias y piense que no hay salida. Pero la realidad es que tiene más opciones de las que se imagina. Veamos cuatro de ellas.

Si ese es su caso, ¿qué puede hacer? Quizás se sienta atrapado por las circunstancias y piense que no hay salida. Pero la realidad es que tiene más opciones de las que se imagina. Veamos cuatro de ellas.

 1. DEFINA SUS PRIORIDADES.

Qué es lo más importante para usted? Para muchas personas, la familia y la salud están entre sus principales prioridades. Pues precisamente esas son las cosas que se van a perjudicar si se quema en el empleo.

Tenga claras sus prioridades; así estará mejor preparado para tomar decisiones difíciles y negociar. Por ejemplo, tal vez se dé cuenta de que su trabajo lo está agotando, pero cree que no puede renunciar ni trabajar menos horas porque necesita su sueldo. Es cierto que todos necesitamos dinero. Ahora bien, ¿cuánto necesitamos en realidad? ¿Y qué estamos dispuestos a arriesgar para conseguirlo?

No se deje presionar por quienes lo rodean. Lo más seguro es que las prioridades de la empresa sean diferentes a las suyas. Para muchos, el trabajo es lo más importante en la vida, pero usted no tiene por qué pensar lo mismo.

2. SIMPLIFIQUE SU VIDA.

Si quiere disminuir el estrés y tener más tiempo para lo que usted considera importante, piense en trabajar menos horas o en pedirle a su jefe que le quite un poco de trabajo. Quizás no haya más opción que cambiar de empleo. Decida lo que decida, es probable que tenga que hacer cambios en su presupuesto y su estilo de vida. Pero no crea que es imposible; puede que sea más fácil de lo que parece.

Vivimos en una sociedad consumista que intenta convencernos de que la felicidad depende de cuánto ganamos y de cuánto podemos comprar. Eso no es cierto; llevar una vida sencilla da más libertad y nos hace más felices. Sin embargo, ese cambio requiere preparación. Reduzca sus gastos, ahorre y baje al máximo sus deudas. Explíquele a su familia por qué necesitan hacer cambios y trate de conseguir su apoyo.

3. APRENDA A DECIR QUE NO.

Si está sobrecargado o tiene algún otro problema en el trabajo, hable con su jefe. De ser posible, preséntele soluciones que los beneficien a ambos. Asegúrele que está comprometido con su trabajo y dígale qué cosas está dispuesto a hacer y qué cosas no. Exprésese con claridad y firmeza.

Sea previsor y realista. Si le pide a su jefe que le quite trabajo, puede que él quiera bajarle el sueldo. O tal vez lo amenace con despedirlo, por lo que es bueno tener una respuesta preparada. Recuerde que es más fácil conseguir otro trabajo mientras sigue empleado.

Si logra llegar a un acuerdo con su jefe, cumpla con su parte. De este modo, si con el tiempo le quiere aumentar el trabajo, usted estará en mejor posición de pedirle que cumpla con lo que habían acordado.

4. RENUEVE LAS ENERGÍAS.

Aunque no tenga problemas graves en su trabajo, habrá ocasiones en las que se enfrentará al estrés, a personas difíciles y a situaciones poco agradables. Por eso, saque tiempo para descansar y divertirse. Recuerde que no tiene que gastar mucho para pasar un buen rato con su familia.

Realice actividades y haga amistades fuera del trabajo. Además, evite caer en el error de medir su valor por el tipo y la cantidad de trabajo que realiza. Como dice el libro La bolsa o la vida, uno vale mucho más que su empleo. Recuerde que si su autoestima depende principalmente del trabajo, se le hará más difícil verlo en su justa medida.

¿Es posible hacer los cambios necesarios para combatir el agotamiento? Claro que sí. Anil, mencionado al principio de este artículo, lo logró. Él comenta: “Llamé a mi anterior jefe, le pregunté si podía volver y me dijo que sí. Tuve que encontrarme de nuevo con mis antiguos compañeros después de haber presumido que había conseguido un mejor trabajo. ¡Qué vergüenza! Además, me bajaron el sueldo. Pero ahora estoy más tranquilo y tengo más tiempo para mi familia y para las cosas que considero más importantes”.

¿Piensa que está demasiado ocupado?

EN EL 2015 se realizó una encuesta a trabajadores de tiempo completo en ocho países, y muchos dijeron que se les hacía difícil conciliar la vida laboral y la familiar. Algunas de las causas que mencionaron fueron un mayor número de responsabilidades en el trabajo o en el hogar, el aumento de los gastos y jornadas laborales más largas. En Estados Unidos, por ejemplo, un empleado de tiempo completo trabaja como promedio 47 horas semanales, y casi 1 de cada 5 afirmó que trabajaba 60 horas o más.

Otra encuesta realizada en 36 países reveló que más del 25% de los encuestados a menudo se sentían estresados incluso durante su tiempo libre. Los niños también pueden sentirse así cuando se les sobrecarga con un sinfín de actividades.

Si constantemente intentamos hacer más de lo que podemos, terminaremos estresados, víctimas de lo que se ha llamado “la presión de tiempo”. Pero ¿es posible llevar una vida más equilibrada? ¿Qué importancia tienen nuestras creencias, decisiones y metas? Antes de responder estas preguntas, veamos cuatro razones por las que algunas personas están tan ocupadas.

 1. EL DESEO DE CUIDAR BIEN DE LA FAMILIA

Un padre llamado Gary confiesa: “Trabajaba los siete días de la semana. Lo hacía porque siempre había algo mejor que deseaba darles a mis hijos. Quería que tuvieran lo que yo nunca tuve”. Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero es bueno que analicen sus prioridades. Algunos estudios indican que tanto los adultos como los niños que dan mucha importancia al dinero y a las posesiones con frecuencia son menos felices, están menos satisfechos con su vida y tienen más problemas de salud.

Con tal de asegurarles un buen futuro, algunos padres sobrecargan a sus hijos con múltiples actividades que a su vez los sobrecargan a ellos. Como consecuencia, toda la familia sufre.

2. PENSAR QUE “MÁS ES MEJOR”

La publicidad intenta convencernos de que, si no compramos lo más nuevo, estamos privándonos de algo bueno. “Toda esta avalancha de productos disponibles solo ha hecho que parezca que tenemos menos tiempo”, porque, como consumidores, el poco tiempo que tenemos lo dedicamos a “decidir qué comprar, ver o comer”, comenta la revista The Economist.

En 1930, un destacado economista predijo que, gracias a los adelantos tecnológicos, los trabajadores tendrían más tiempo libre. ¡Nada más lejos de la realidad! Elizabeth Kolbert, redactora de la revista The New Yorker, afirmó: “En vez de dejar de trabajar antes, descubren nuevas necesidades”, y para satisfacerlas necesitan tiempo y dinero.

3. QUERER COMPLACER A LOS DEMÁS

Algunas personas trabajan de sol a sol para tener contento a su jefe. La presión también puede venir de los mismos compañeros, quienes hacen sentir culpable a quien no trabaja horas extras. A eso se le suma la inestabilidad económica, que puede hacer que una persona esté dispuesta a trabajar más o a estar siempre disponible.

 Puede que los padres también se vean presionados a llevar el mismo ritmo de vida de otras familias. Si no lo hacen, quizás se sientan culpables de “privar” a sus hijos de ciertas cosas.

4. BUSCAR PRESTIGIO Y SENTIRSE REALIZADO

Tim, que vive en Estados Unidos, comenta: “Me encantaba mi trabajo, y siempre daba el máximo. Sentía que tenía que demostrar de lo que era capaz”.

Muchas personas se sienten como Tim: su ritmo de vida determina el concepto que tienen de sí mismas. ¿Cuál ha sido el resultado? Elizabeth Kolbert, citada anteriormente, dijo: “Estar ocupado da prestigio. Cuanto más ocupado estás, más importante pareces”.

Llevar una vida equilibrada es bueno para nuestra salud física y mental. Pero ¿es realmente posible bajar el ritmo? Sí. Veamos cuatro sugerencias prácticas.

1. DETERMINE SUS PRIORIDADES Y OBJETIVOS

Es normal desear tener cierta seguridad económica. Pero ¿cuánto dinero es suficiente? ¿Se mide el éxito por los ingresos o por las cosas que poseemos? Por otro lado, dedicar demasiado tiempo al descanso o a la recreación también puede causar estrés.

Tim, mencionado antes, explica: “Mi esposa y yo analizamos detenidamente nuestro estilo de vida y decidimos simplificarlo. Hicimos un gráfico que mostraba nuestra situación en ese momento y nuestras nuevas metas. Hablamos sobre las consecuencias de algunas decisiones del pasado y sobre lo que deberíamos hacer para alcanzar nuestros objetivos”.

2. NO SE DEJE INFLUIR POR EL CONSUMISMO

La publicidad puede intensificar esos deseos y hacer que trabajemos más horas o dediquemos mucho tiempo o dinero al ocio. Es cierto que no podemos evitar toda la publicidad, pero sí podemos controlar cuánta vemos. Además, es bueno que analicemos nuestras verdaderas necesidades.

Tampoco olvidemos cuánto influyen en nosotros los demás. Si nuestros amigos se desviven por obtener cosas materiales y miden el éxito en función de lo que tienen, quizás haríamos bien en buscar amigos con otros valores.

3. PONGA LÍMITES AL TRABAJO

Hable de su trabajo y de sus prioridades con su jefe. No se sienta culpable de que el trabajo no sea lo más importante en su vida. El libro Work to Live señala: “Todos los que establecen  límites entre el trabajo y la familia o toman vacaciones llegan a la misma conclusión: el mundo no se acaba porque ellos no estén”.

Gary, citado antes, no tenía apuros económicos, así que decidió reducir su jornada laboral. Él cuenta: “Le propuse a mi familia simplificar nuestro estilo de vida. Y poco a poco fuimos dando pasos para lograrlo. También le expliqué a mi jefe que quería trabajar menos días a la semana, y le pareció bien”.

4. SU FAMILIA TIENE PRIORIDAD

Los matrimonios necesitan pasar tiempo juntos, y los hijos también necesitan estar con sus padres. Por lo tanto, no imite el ritmo de vida acelerado de otras familias. Gary aconseja: “Dedique tiempo a descansar y deje de hacer cosas que no sean importantes”.

Cuando estén en familia, no permitan que la televisión, el teléfono o algún otro dispositivo los aíslen. Coman juntos al menos una vez al día y aprovechen esos momentos para conversar. Si los padres toman en cuenta este sencillo consejo, sus hijos serán más felices y les irá mejor en la escuela.

En conclusión, pregúntese: “¿Qué clase de vida quiero para mí y para mi familia?”. Si desea una vida más feliz y llena de significado, establezca sus prioridades basándose en los sabios consejos y las experiencias de otras personas que viven felices.